Beck no es de los que se repiten. Cada disco de sus 12 álbumes y 25 años de carrera aporta algo un poco diferente, sin dejar de ser Beck. Odelay", de 1996, fue el inicio de la fiesta de la cerveza, "Sea Change", de 2002, le puso serio y orquestal, y en "Modern Guilt", de 2008, el multiinstrumentista se atrevió con el garage-rock sucio. Pero en su nuevo álbum, "Colors", queda claro que nunca antes habíamos visto a Beck así.
Es, sin lugar a dudas, el disco más popular de Beck hasta la fecha. Mientras que sus anteriores versiones pop tenían una pizca de magia outsider -como la odisea freak-funk de 1999 "Midnite Vultures" y el glitch-hop de 2006 "The Information"-, "Colors" es desvergonzadamente honesto sobre sus ambiciones como disco pop de éxito masivo. Pero deberíamos haberlo visto venir. En declaraciones a NME en 2016, la californiana dejó claro que veríamos una faceta nueva y sin explotar. "Recuperarme de mi lesión en la columna hace que sea mucho más fácil", dijo sobre el proceso del nuevo álbum. "Ha supuesto una gran diferencia, así que este disco se ha sentido con mucha libertad"}}.
Desde el principio, esa atmósfera liberadora es embriagadora. Por ejemplo, la canción que da título al disco, construida en torno a un riff de zampoña al estilo de Men At Work, y "I'm So Free", un monstruo vibrante y cargado de riffs en el que celebra abiertamente su nueva mentalidad. Gran parte de la sensación de estar listo para las listas de éxitos se debe a la brillante producción del álbum, dirigida por el creador de éxitos Greg Kurstin (Adele, Sia). La canción de 2016, "Wow", está repleta de detalles extravagantes y el single de 2015, "Dreams", recibe un cambio de imagen elegante y brillante. Esa ambición mainstream tiene sus inconvenientes en el departamento lírico. Up All Night", por ejemplo, se ve empañada por su estribillo irritantemente vago: "Sólo quiero estar despierto toda la noche contigo / No hay nada que no preferiría hacer".
Sin embargo, como colección de canciones, "Colors" es con diferencia el disco más alegre y divertido de Beck desde los años noventa. Sin duda, las repetidas escuchas se verán recompensadas. El futuro de Beck, de 47 años, vuelve a ser un misterio, pero "Colors" demuestra que el factor sorpresa juega a su favor.