Yamila revela su catarsis más íntima en Visions, un álbum que reúne y provoca los poderes alucinatorios de la música. Como un antiguo heraldo, anuncia la profunda mística femenina mientras atraviesa melodías épicas llenas de placer y dolor. Este álbum es un viaje que une prodigiosamente acentos barrocos, folclore español -como el flamenco- y música electrónica contemporánea.

Su voz y su música -a veces desgarradas y otras boyantes- podrían asemejarse a la partitura de un pasaje bíblico (es decir, visiones del Apocalipsis), pues rebosan éxtasis físico y sonidos que se pueden tocar. Visions se compone de diferentes formas y ritmos. Piezas como "Visions V" evolucionan intensamente con golpes agudos y sistematizados -capas poderosas que nos acercan a la era Forse de Alessando Cortini. "Visions II", por su parte, comparte intensidad y potencia con patrones rituales flamencos, como si se tratara de una vieja escena andaluza repleta de oscilaciones y descargas eléctricas. Sin embargo, hay piezas vocales luminosas como "Visiones I" (con Rafael Antón Irisarri), inspirada en la Suite Española de Manuel de Falla compuesta en 1922. Aquí, un claroscuro auditivo con bellas voces y coros se funde profundamente con atrevidos drones. Y es en el conjunto de momentos de Visions donde el eje conceptual de Yamila se hace sólido. Dolor y gloria, religiosidad lacerante, feminismo cauterizado por el poder y alucinaciones como fuente (o pretexto/herramienta) para ser escuchados.

Yamila exhibe con su música una estética profusa que reclama una mirada al pasado lejano con romanticismo y nostalgia. Visions es radiante, intenso. Un álbum único.